Es un hecho que la adopción de nuevas tecnologías se está expandiendo por toda Latinoamérica, lo que la convierte en un lugar privilegiado para la innovación y el desarrollo tecnológico. En particular, la industria del IoT en América Latina está ganando cada vez más velocidad.

La inversión de IoT en América Latina fue de más de US$ 745.000 millones y, según la proveedora de inteligencia de mercado IDC (International Data Corporation) la inversión aumentará a más del billón de dólares para 2022.

Este avance lo podemos ver en los hogares con iluminación, calefacción, cerraduras e incluso refrigeración inteligente que, aunque no se ha extendido tanto como en otras regiones debido a la importante inversión que representa adaptar una casa a las tecnologías inteligentes, sigue siendo un ejemplo importante del IoT en América Latina.

Crecimiento del IoT en Latinoamérica

Según la consultora Frost & Sullivan, en América Latina habrá 995 millones de dispositivos conectados al Internet de las Cosas en 2023. Si está cifra se alcanza, significará un aumento anual de 26,7% para el período 2017-2023.

Este aumento de dispositivos conectados supone una serie de beneficios para las empresas, ya que les permite conocer mejor a sus clientes, reducir los costos y mejorar la eficiencia y el rendimiento., pero también supone nuevos desafíos.

Las empresas, sean grandes, medianas o microempresas, deben considerar cambiar su modelo de negocios, no solo para mejorar la eficiencia, sino para generar nuevas fuentes de ingresos por medio de tecnologías y modelos de negocio innovadores alineados con el IoT que justifiquen la inversión.

Según IDC, para el 2022 se espera que más de la mitad del PIB de América Latina sea digitalizado. Este cambio implicaría una inversión aproximada de 380.000 millones de dólares durante el período 2019-2022.

Esto será necesario a medida que nuevos actores entren en escena. Y es que las mayores amenazas para las empresas no vienen necesariamente de «jugadores» establecidos, sino de startups disruptivas.

Otra de los desafíos para el IoT en América Latina es la seguridad. El aumento de dispositivos conectados entre sí, sumado a que cada vez serán más accesibles al público, hace que sean más sencillos, por lo que son más vulnerables en términos de seguridad.

Además, se suman otras amenazas como la falta de infraestructura y conectividad para respaldar la innovación de IoT. En este sentido, los operadores de telecomunicaciones jugarán un papel clave, ya que tendrán que ofrecer una conectividad confiable y estable que permita que cualquier iniciativa de IoT tenga alguna oportunidad de crecer.

Sin embargo, a pesar de los desafíos que supone implementar nuevas tecnologías, el auge de IoT en América Latina sigue patente y son cada vez más las empresas que entienden su importancia.

Países como Brasil, Chile, Argentina, México y Colombia están apostando fuertemente por el desarrollo de tecnologías relacionadas con el IoT en la industria de manufactura, logística, transporte, salud, agricultura, educación, infraestructuras públicas y hogares.

En 2019, el 60% de las empresas brasileñas invirtieron en innovación y desarrollo relacionado con el IoT.

Empresas innovadoras de IoT en América Latina

Veamos algunas de las empresas y startups más innovadoras de IoT en Latinoamérica:

Higia, México

Según el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, el cáncer de mama es el que se presenta con mayor frecuencia en las mujeres en todo el mundo. Con esto en mente, desde su creación en 2016, la empresa Higia ayuda a las mujeres a detectar los primeros síntomas del cáncer de mama con biosensores no invasivos, que utilizan la inteligencia artificial y sensores térmicos para identificar temperaturas anormales en la mama.

Estas temperaturas extrañas pueden tener relación con el crecimiento de tumores. Si el dispositivo detecta algo fuera de lo normal, una aplicación le recomienda al usuario pasos de seguimiento para hacer pruebas con un profesional de la salud.

Tuvo tanto éxito y repercusión que la revista Forbes la nombró como una de las «30 Promesas de los Negocios» en 2018.

Ubidots, Colombia

Nacida en Colombia, Ubidots se transformó rápidamente en una startup global de IoT al asociarse en 2014 con Boston MassChallenge Accelerator. Está empresa permite a las organizaciones crear aplicaciones IoT intuitivas que convierten los datos de los sensores en conocimiento práctico y aplicable, y plataformas de desarrollo en la nube.

Jooycar, Chile

Está empresa con sede en Chile, ofrece una tecnología para automóviles que conecta un dispositivo y lo sincroniza con una aplicación móvil. El dispositivo convierte un automóvil en inteligente al obtener y entregar información sobre el conductor y el vehículo como patrones de conducción, informes de mantenimiento y rutas para conducir.

Perspectivas a futuro

Las iniciativas tecnológicas relacionadas con el IoT en América Latina varían ampliamente y no cabe dudas de que los países más desarrollados de la región son los que lideran el camino. Sin embargo, eso no quiere decir que otros países latinoamericanos no sigan su ejemplo.

El último informe de GlobalData muestra que el mercado global de IoT valía US$622 mil millones en 2020 y para 2024 se espera que alcance la cifra de US$1,077 mil millones y llegue a 24.000 millones de conexiones para 2025. De igual forma, el mercado de IoT en América Latina alcanzará 1.200 millones de conexiones para el mismo año.

Una pieza clave de ese crecimiento es el Internet móvil 5G que permite velocidades más altas y latencias mucho más bajas, las cuales son aspectos esenciales para crear soluciones a la medida para distintas industrias.

La implementación de la tecnología 5G en la región no solo significa un impacto positivo en el IoT y en la Industria 4.0, sino que puede ayudar a superar la recesión económica causada por la pandemia de COVID-19.

En definitiva, el avance de la tecnología sumado a la adopción de teléfonos inteligentes por más personas, una mejoría en la conectividad y mayores inversiones, ayudan al crecimiento del IoT en América Latina, lo que a su vez genera un impacto positivo económico y social en la región.

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