Con la pandemia el mundo se detuvo y luego vino un reinicio de actividades, algunas de ellas de forma distinta. Así pasó con el proceso de enseñanza, donde se produjeron cambios. Debido a esto, es normal preguntarse: ¿Cómo afectó el COVID-19 en la educación?

Para entender un poco cómo se hicieron los cambios en las instituciones educativas, es necesario conocer algunos números.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas internacionales) asegura que mil millones de niños y jóvenes se vieron afectados por la nueva forma de presentar los contenidos educativos durante la pandemia.

Esa cifra representa el 15% de la población mundial, aunque es importante destacar que otras personas también tuvieron que adaptarse a la nueva forma de impartir clases.

Maestros, profesores, padres, representantes y hasta entes de educación debieron integrarse a las nuevas condiciones del proceso de aprendizaje: la virtualidad.

Este término es amplio y es allí donde está el carácter innovador del procedimiento de impartir clases en la actualidad. Antes de continuar, es importante destacar que el COVID-19 en la educación logró algo que se estaba formando a nivel mundial: clases sin presencialidad.

Aunque a muchos catedráticos no les gustaba la idea, el ensayo obligado con la cuarentena (que se vivió en cerca de 161 países) demostró en la práctica que es un método, no solo aplicable, sino que también se instauró como una técnica de estudio coherente con la modernidad y evitó un colapso educativo.

Sin embargo, la mayoría de las naciones tuvieron que trabajar para evitar la desigualdad que trae consigo la virtualidad. No todos los estudiantes tienen acceso a Internet, teléfonos inteligentes o computadoras y esto puso a pensar a los prestadores de servicios en mecanismos a los que todos pudieran llegar.

¿Quieres saber cómo se desarrollaron las clases virtuales durante la pandemia y cómo su empleo es cada vez más común y exitoso? Te invitamos a que sigas leyendo más sobre la incidencia del COVID-19 en la educación.

Quedarse en casa

La emergencia sanitaria obligó a las familias a quedarse en casa, sobre todo desde marzo de 2020, cuando las medidas eran estrictas. De esta forma se comenzó a hacer masiva «la virtualidad», con sus pros y sus contras.

En el proceso, salieron a la luz aplicaciones y métodos que fueron cambiando de una manera veloz para atender las necesidades tanto de aprendices como de facilitadores.

Es así como se establecieron términos como:

  • Clases online;
  • Plataformas LMS;
  • Uso de la nube y chats.

Todo esto pasó a ser la nueva academia y nosotros queremos enseñarte cómo viene funcionando. ¿Estás listo?

Clases online

Era normal participar en videollamadas en el trabajo y en algunos encuentros familiares. Pero el recurso de la cámara y el micrófono pasó a ser el día a día de millones de estudiantes.

Se trata de la integración a módulos de enseñanza en horas programadas, con profesores establecidos y en el cual debe haber feedback y cumplimiento de los objetivos de la clase.

Esta opción te permite ahorrar tiempo en traslado e incluso algunos facilitadores aseguran que hay un mayor control de los alumnos.

La oportunidad de que ese material quede grabado es otra característica positiva a destacar, sobre todo a la hora de hacer repasos y solventar cualquier duda sobre el contenido.

Las clases online también permiten una participación más espontánea de los estudiantes, así como la optimización del tiempo, especialmente para quienes desean integrar más módulos académicos a sus horarios.

Pero cuando el «en vivo» termina, hay otros mecanismos abiertos para los estudiantes y que es otro impacto del COVID-19 en la educación.

Plataformas LMS

Si hablamos de adelantos tecnológicos en la educación, las plataformas Learning Management System (LMS) tienen un sitial de honor, pues constituyen una alternativa para profesores y estudiantes. Les da la opción de estar siempre conectados y facilita, en algunos casos, los problemas de horarios.

Lo que surgió como experimento para cursos de inglés poco a poco se masificó. Las plataformas LMS se constituyeron como herramienta de enseñanza, otra cosa a favor que trajo el tratamiento de la pandemia del COVID-19 en la educación.

Aunque hay varias formas en las que se presentan estas plataformas, el aula virtual es lo constante. La idea es que tanto alumnos como maestros se mantengan en línea dentro de un software que les permitirá cursar un módulo de clases de manera interactiva.

Los archivos de uso común, sean textos, audios o videos, están siempre disponibles para el alumno. También existen las salas con simuladores virtuales, que vendrían a sustituir la práctica de campo ejercicios de laboratorio.

Las plataformas E-Learning son aquellas que son totalmente digitales, mientras que las B-Learning pueden ser mixtas, al usar la presencialidad. Su uso es cada vez más común, así como otros elementos.

Uso de la nube y chats

Un empleo cada vez más común en nuestras vidas es el uso de las nubes o archivos que se guardan en Internet, que en muchos casos sirven para liberar memoria en nuestros aparatos electrónicos, pero cuando se habla de educación es una excelente herramienta para compartir cualquier documento.

Sea un texto o un elemento audiovisual, los formadores se han valido de esta metodología para que sus alumnos tengan acceso ilimitado y rápido a éstos. Incluso, esta misma opción permite hacer descargar en celulares y computadoras.

Y si algo trajo la presencia del COVID-19 en la educación es el fortalecimiento del vínculo de los estudiantes con los facilitadores.

Lo sabrán bien quienes forman parte de los grupos de Whatsapp o Telegram en los que se hablan asuntos referentes a la formación.

Esa posibilidad de tener ese contacto constante en el pre y post clase ha sido determinante para motivar a todos los que están involucrados en el proceso de enseñanza.

Una duda resuelta a tiempo, una discusión que ayuda resolver problemas, entre otras cosas, es parte de la interacción ganada en tiempos de pandemia y que no se veía con frecuencia en la academia regular.

Definitivamente el Internet representa la educación de hoy y de mañana. Pensar en eso y trabajarlo es tarea de quienes forman. Adaptarse a los cambios y aprovechar las oportunidades que nacen de las adversidades, como fue el caso del COVID-19, es realmente importante para la instauración de nuevos procesos.

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